¿Qué leer? (II)

Desde el lunes pasado he estado enferma y por eso he descuidado un poquito el blog esta semana, pero la que empieza ¡va estar cargada de nuevas entradas! Como todos los domingos desde el anterior, llego con la segunda entrada de ¿Qué leer?

Esta semana recomendamos en Paper friends:

Tres sombreros de copa. Escrita a comienzos de los años treinta, la comedia Tres sombreros de copa, germen de toda la producción teatral de Miguel Mihura, tardó veinte años en ser estrenada y produjo en el momento de sus estreno, escándalo y asombro. Mientras muchos espectadores la calificaban de inmoral, la crítica veía en ella una ruptura con el teatro cómico anterior, un comienzo absoluto que presagiaba el teatro del absurdo. La fuerza dramática de la obra radica en la oposición de dos mundos irreconciliables: el de la burguesía provinciana esclavizada por mil convenciones, y el de un grupo de automarginados de esa sociedad que buscan la libertad y rechazan la moral hipócrita. No hay aquí lucha de clases ni se propugna una alternativa social. Las grandes tensiones se redimen por medio de un humor que rezuma escepticismo. 

Juntos, nada más. Camille Fauque tiene 26 años, dibuja de maravilla, pero no tiene fuerza para hacerlo. Frágil y desorientada, malvive en una buhardilla y parece esmerarse en desaparecer: apenas come, limpia oficinas de noche, y su relación con el mundo es casi agonizante. Philibert Marquet, su vecino, vive en un apartamento enorme del que podría ser desalojado; es tartamudo, un caballero a la antigua que vende postales en un museo, y el casero de Franck Lestafier. Cocinero de un gran restaurante, Franck es mujeriego y malhablado, casi vulgar, lo cual irrita a la única persona que le ha querido, su abuela Paulette, que a sus 83 años se deja morir en un asilo añorando su hogar y las visitas de su nieto. Cuatro supervivientes, cuatro personajes magullados por la vida, cuyo encuentro va a salvarlos de un naufragio anunciado. La relación que se establece entre estos perdedores de corazón puro es de una riqueza inaudita, tendrán que aprender a conocerse para lograr el milagro de la convivencia. Juntos, nada más es una historia viva, con un ritmo suspendido en el aire, llena de esos minúsculos dramas personales que seducen por su sencillez, su sinceridad y su inconmensurable humanidad.


Criadas y señoras. Skeeter, de veintidós años, ha regresado a su casa en Jackson, en el sur de Estados Unidos, tras terminar sus estudios en la Universidad de Mississippi. Pero como estamos en 1962, su madre no descansará hasta que no vea a su hija con una alianza en la mano. Aibileen es una criada negra. Una mujer sabia e imponente que ha criado a diecisiete niños blancos. Tras perder a su propio hijo, que murió mientras sus capataces blancos miraban hacia otro lado, siente que algo ha cambiado en su interior. Se vuelca en la educación de la pequeña niña que tiene a su cargo, aunque es consciente de que terminarán separándose con el tiempo. Minny, la mejor amiga de Aibileen, es bajita, gordita y probablemente la mujer con la lengua más larga de todo Mississippi. Cocina como nadie, pero no puede controlar sus palabras, así que pierde otro empleo. Por fin parece encontrar su sitio trabajando para una recién llegada a la ciudad que todavía no conoce su fama. A pesar de lo distintas que son entre sí, estas tres mujeres acabarán juntándose para llevar a cabo un proyecto clandestino que supondrá un riesgo para todas. ¿Y por qué? Porque se ahogan dentro de los límites que les impone su ciudad y su tiempo. Y, a veces, las barreras están para saltárselas. Un libro inolvidable que se ha convertido en un éxito gracias al boca-oreja de los lectores. 



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